viernes, 15 de febrero de 2008

Cárcel

Un día que uno camina por la calle,
viene el destino sucio y se desquita
de algo que alguien más le hizo, y por el talle
coge a tu libertad y te la quita.

Llueven los golpes, las acusaciones
falsas, pero que, duras, te colocan
tras las rejas de un mundo sin canciones
donde los que te juzgan se equivocan.

Fatalidad, maldito surrealismo
que se siente tan real noche tras día
cuando estás asomándote al abismo.

Pero paciencia, que la vida arpía,
después de haber saqueado tu alcancía,
te compensa con creces y alegría.

Carabanchel